En vísperas de terminar el 2024 llega el momento de realizar el balance del año y comenzar a revisar las proyecciones que hay sobre el 2025. El sector empresarial y los ciudadanos son los grandes protagonistas por su capacidad de resiliencia, su compromiso y su sentido de pertenencia por Colombia.
A pesar de la incertidumbre que se percibe, se comienzan a identificar signos positivos que están ayudando a la reactivación de la economía. El manejo responsable de la política monetaria por parte del Banco de la República se ha visto reflejado en una reducción de las tasas de interés que impacta de manera positiva la reactivación de la demanda de crédito, la disminución en la inflación le está permitiendo a los colombianos recuperar su poder adquisitivo y el aumento significativo de las remesas están incentivando el consumo de miles de colombianos que ajustan su presupuesto con el dinero que sus familiares envían desde el exterior.
El sector agropecuario, la administración pública y el entretenimiento también han contribuido en gran medida a reactivar la economía del país, y de acuerdo con las proyecciones de entidades del sector financiero y algunos centros de pensamiento el crecimiento para este año se podría acercar al 2% y la inflación se podría reducir hasta el 5%.
En cuanto al sector agropecuario, vale la pena destacar el rol protagónico que ha tenido el boom cafetero gracias al precio internacional del café y los buenos niveles de cosecha en Colombia, que alcanzaron los 13,5 millones de sacos en el 2024. Históricamente, el sector cafetero ha sido un gran protagonista en la construcción de tejido social y disminución de la pobreza en el campo colombiano.
A pesar de lo anterior, todavía hay en el horizonte algunas preocupaciones que se relacionan con el bajo recaudo tributario que ha tenido el Gobierno durante el 2024, la sostenibilidad de las finanzas públicas, la lenta reactivación del sector de la construcción que es gran generador de empleo, los riesgos que se han identificado desde hace varios meses en el sector energético, el aumento de los conflictos sociales, los bloqueos en las carreteras que afectan principalmente al transporte de carga, el aumento de la inseguridad y la perdida del control territorial.
Sumado a la situación nacional en un mundo interconectado es necesario tener en cuenta el alto nivel de endeudamiento que tienen los países desarrollados, los conflictos internacionales, el cambio climático y las disputas comerciales donde los grandes protagonistas son los Estados Unidos, la China y la Unión Europea que pueden afectar las tasas de interés, el valor de las divisas y el intercambio de bienes y servicios.
Para terminar, la sociedad civil, el sector empresarial y la academia seguirán jugando un rol fundamental en la estabilidad económica y el desarrollo social del
país. Es importante recuperar la confianza y la articulación fluida y respetuosa con el Gobierno para potencializar la reactivación económica y promover el bienestar de todos los colombianos.